Soberanía Insular España-Marruecos en Cuestión: ¿Está En Marcha un Cambio Silencioso?

por Jacobs

En un movimiento no anunciado pero cargado de simbolismo, España ha retirado sus banderas nacionales de las pequeñas islas mediterráneas deshabitadas de El Bar y El Bahar. Estas islas, conocidas en Marruecos como Isla de Tierra e Isla de Mar, están ubicadas cerca de la ciudad norteña de Alhucemas. Aunque carecen de habitantes permanentes, han sido durante mucho tiempo un foco simbólico en el debate sobre la soberanía insular España-Marruecos. Su posición estratégica en el Mediterráneo occidental y su historia colonial otorgan un peso político considerable a lo que, en apariencia, podría parecer un evento menor. Sin embargo, la retirada silenciosa de la bandera española —un símbolo de reclamo territorial— ha reavivado las preguntas sobre soberanía, diplomacia y tensiones coloniales no resueltas entre Madrid y Rabat.

¿Qué papel histórico juegan estas islas?

El Bar y El Bahar no son casos aislados. Forman parte de un mosaico territorial más amplio que se remonta a siglos de expansión colonial. La huella de España en esta región comenzó en 1497 con la ocupación de Melilla, seguida por Ceuta en 1668, después de que Portugal cediera su control. Con el tiempo, se añadieron otros territorios como las Islas Chafarinas cerca de Nador, las Islas Alhucemas y la isla de Badis. Estas ocupaciones, frecuentemente aseguradas mediante la fuerza militar, representan para muchos el legado persistente del imperialismo europeo en el norte de África.

Para Marruecos, estos territorios son mucho más que simples rocas: son agravios históricos aún por corregir. El debate sobre la soberanía insular España-Marruecos no solo se enmarca en lo geopolítico, sino también en la identidad nacional y la justicia postcolonial. A pesar de los lazos diplomáticos modernos, la falta de resolución sobre estas reclamaciones territoriales continúa proyectando una larga sombra.

¿Cómo moldeó la crisis de Perejil de 2002 la situación actual?

En 2002, las tensiones se intensificaron cuando fuerzas marroquíes desembarcaron pacíficamente en la isla de Perejil (Leila para los marroquíes) en un intento por afirmar la soberanía. España respondió con firmeza desplegando fuerzas especiales para desalojarlos. Aunque la crisis se resolvió rápidamente con mediación estadounidense, dejó al descubierto lo sensible que puede ser incluso el más pequeño territorio en este conflicto prolongado. Desde ese momento, España ha mantenido lo que llama una “soberanía simbólica”: izando banderas, controlando accesos y manteniendo presencia militar, especialmente en islas deshabitadas.

Por ello, la actual retirada de banderas en El Bar y El Bahar no puede verse simplemente como una acción administrativa. Refleja ecos del pasado y sugiere que las acciones simbólicas —o su ausencia— son a menudo las voces más elocuentes en el lenguaje diplomático. Este acto puede ser el preludio de una reconciliación más profunda o simplemente un cambio logístico sin intención política. En cualquier caso, toca el núcleo del debate sobre la soberanía insular España-Marruecos.

¿Por qué es tan significativa la retirada de las banderas?

Las banderas son símbolos de soberanía, y su retirada —incluso en silencio y sin explicación— puede tener implicaciones diplomáticas profundas. Aunque no se ha emitido ninguna declaración oficial, la ausencia visual de las banderas españolas contrasta marcadamente con las dos últimas décadas de simbolismo constante. Las interpretaciones varían: algunos lo ven como un gesto hacia las reclamaciones marroquíes, mientras que otros piensan que podría ser simplemente una acción de mantenimiento.

Sea cual sea la causa, este acto ha abierto un nuevo capítulo en la historia de la soberanía insular España-Marruecos. Ahora, los observadores están atentos a cualquier señal adicional de cambio —ya sea una presencia marroquí incrementada, declaraciones diplomáticas o incluso nuevas iniciativas de negociación conjunta. Aunque las banderas hayan desaparecido, las preguntas que dejan permanecen firmemente en pie.

¿Está marcada la política española por estándares dobles?

La postura firme de España sobre Gibraltar evidencia una contradicción notoria en su política exterior. El gobierno español argumenta insistentemente que el Reino Unido debe devolver Gibraltar por razones de proximidad geográfica e integridad territorial. Sin embargo, esos mismos principios son ignorados cuando Marruecos plantea reclamaciones similares sobre Ceuta, Melilla y otras islas bajo control español.

Estas ciudades no solo representan símbolos coloniales, sino que también poseen relevancia estratégica actual. Alojando instalaciones militares y funcionando como puntos de control fronterizo, también desempeñan un papel clave en el comercio, tanto legal como ilícito. Para Marruecos, además, constituyen un obstáculo al desarrollo regional debido al fomento del contrabando. Resolver la cuestión de la soberanía insular España-Marruecos implica entonces mucho más que redefinir fronteras: se trata de abrir posibilidades económicas y garantizar estabilidad duradera.

¿Es este un punto de inflexión en las relaciones bilaterales?

En los últimos años, los lazos diplomáticos entre España y Marruecos han mostrado señales de mejora. Un hito clave fue el reconocimiento español del plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental en 2022. Este cambio marcó una ruptura con la neutralidad previa de España y trajo nueva energía a la cooperación bilateral. Sin embargo, las cuestiones territoriales permanecen sin resolver. Las islas en disputa representan solo una parte de un problema político e histórico más amplio.

Algunos analistas ven en esta retirada de banderas una señal precavida por parte de España —quizá el preludio de conversaciones más profundas sobre los territorios. Si así fuera, estaríamos ante un paso monumental. Pero en ausencia de diálogo formal, este gesto silencioso no puede interpretarse más que como una interrogante abierta. El debate sobre la soberanía insular España-Marruecos sigue exigiendo atención, claridad y acción concreta.

¿Se puede establecer un nuevo marco de diálogo?

Este momento ofrece una oportunidad valiosa para un cambio real. En lugar de seguir confiando en el simbolismo o el silencio, España y Marruecos podrían optar por construir un marco transparente para resolver sus disputas. Esfuerzos colaborativos —como iniciativas ambientales conjuntas o proyectos marítimos compartidos— podrían sentar las bases de la confianza.

Asimismo, reactivar negociaciones históricas y fomentar el debate público sobre estos temas puede generar un nuevo impulso. Establecer zonas económicas conjuntas, intercambios culturales e inversiones en infraestructuras en áreas disputadas también podría beneficiar a ambas partes. Abordar juntos el asunto de la soberanía insular España-Marruecos permitiría superar legados coloniales y abrazar un futuro cooperativo basado en la igualdad y el respeto mutuo.

Conclusión: Del simbolismo a la sustancia

La retirada silenciosa de las banderas en El Bar y El Bahar puede parecer un acto pequeño, pero encierra gran significado dentro de la historia prolongada de la soberanía insular España-Marruecos. Ya sea un gesto diplomático calculado o un simple cambio operativo, ha vuelto a poner sobre la mesa cuestiones no resueltas que yacen justo bajo la superficie de las relaciones hispano-marroquíes.

El momento de actuar es ahora. Ambos países deben ir más allá de los gestos y entablar un diálogo honesto, con visión de futuro. La oportunidad está aquí: no solo para redefinir fronteras, sino para reescribir la narrativa. España y Marruecos tienen la posibilidad de transformar gestos simbólicos en solucio

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