Puigdemont y Junqueras se reúnen en la política catalana

Las tensiones resurgieron entre Puigdemont y Junqueras en la tan esperada reunión

Poniendo fin a meses de tensión, insultos personales y una ruptura política, los líderes de Junts y ERC se han vuelto a encontrar cara a cara. Los dos líderes tuvieron una reunión final en París en julio del año pasado, que fue bastante amarga. Ahora, al reunirse de nuevo las dos figuras políticas, las relaciones entre los partidos parecían estar peor que nunca. Esta vez, el encuentro tuvo lugar en un entorno más tranquilo: la Casa de la República, donde reside el líder separatista catalán Carles Puigdemont, que sigue siendo una casa que muchos de los separatistas catalanes no aceptan. Es esta reunión la que muestra la creciente división dentro de la política catalana y sienta las bases para la continua evolución de la cruzada por la independencia.

¿Qué llevó a las tensiones entre ERC y Junts?

ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) y Junts (Junts per Catalunya) nunca han mostrado un terreno común, ya que ambos partidos se han acusado mutuamente de abuso y traición. “Los miembros de ERC siempre se han visto como víctimas de un trato injusto, como cuando Aragonés estaba al mando,” declaró una fuente anónima. “Se aplicaron solo cuando era conveniente para Junts permanecer en el cargo.” Su relación hostil se remonta a la época en que se escuchaban los aullidos del referéndum de 2017 en todas las naciones. Así, Puigdemont ha mencionado repetidamente que se vio obligado a convocar el referéndum y acusó a los representantes de ERC de no reconocerlo como el presidente legítimo. También guarda rencor porque ERC nunca lo invistió a distancia después de que fue expulsado, lo que añade otra capa a la política catalana.

¿Cómo exactamente se desarrolló la situación como estaba en agosto?

En el año anterior, en agosto, la cercanía en la relación alcanzó su peor momento. Puigdemont también tuvo con Marta Rovira, la entonces secretaria general de ERC que había venido a defender el pacto de investidura de su partido con el PSC (Partido Socialista de Cataluña). Puigdemont fue rápido y enojado en su respuesta. Según afirman fuentes bien informadas, Puigdemont lanzó las críticas más duras a ERC, acusándola de desestabilizar su postura y obligarlo a optar por una estrategia inconcebible e imprudente. Ese mismo mes, los militantes de ERC utilizaron un movimiento histórico para apoyar la candidatura presidencial de un líder del PSC, Salvador Illa. En una carta a sus seguidores, Puigdemont se adelantó a atacar al partido ERC diciendo que su apoyo a Illa aumentaba exponencialmente sus posibilidades de arresto. Por eso sus militantes decidieron investir a Illa, haciendo que el arresto sea una posibilidad real en unos días,” escribió, dejando sin embargo a ERC la culpa de una situación inexistente. Esta carta, junto con el desacuerdo por la falta de integración en el movimiento independentista, creó un cisma tan profundo que hacía parecer imposible cualquier tipo de cooperación futura entre Junts y ERC. El evento fue un reflejo perfecto de lo que está sucediendo hoy en la política catalana.

¿Qué hicieron en su última cita?

Avancemos hasta ayer, y los dos líderes se reunieron de nuevo, pero estas reuniones fueron todo menos amistosas o acogedoras. Puigdemont, que es un maestro en tácticas, convocó la reunión en su casa en la Casa de la República. El lugar era significativo para algunos de los personajes, así como catalizador de controversia entre otros, además, aumentó la tensión que había rodeado la reunión. Cuando Oriol Junqueras, el líder de ERC, finalmente llegó, no parecía muy cómodo. Su rostro era grave y su actitud apenas amistosa. Su apretón de manos fue corto y formal, muy diferente de la amplia y casi victoriosa sonrisa de Puigdemont. Uno podría decir que Junqueras parecía un hombre que ha sido llamado a una ejecución y, por otro lado, Puigdemont realmente parecía alegre. Dentro de la sala de reuniones, la escena era casi cinematográfica: Había dos sofás, una mesa cubierta de libros y dos banderas: la senyera, la bandera catalana, y la bandera de Europa. Pero la estelada, el símbolo separatista, faltaba en la imagen, lo que solo servía para subrayar la división entre los dos bandos. Esta separación física puede decirse que representa un creciente abismo político en Cataluña.

Puigdemont y Junqueras se reúnen en la política catalana

¿Qué significa esto para el futuro de la independencia catalana?

Aunque la reunión en la Casa de la República pudo haber sido breve, puso al descubierto las profundas fracturas dentro de la política catalana. El ascenso de Puigdemont como líder en el exilio y el enfoque más pragmático de ERC hacia la gobernanza han creado una división insalvable. En una era donde la unidad es crucial para avanzar en la causa de la independencia, parece que las fuerzas políticas de Junts y ERC están más divididas que nunca.

La pregunta ahora es: ¿Marcará esta reunión el comienzo de un nuevo capítulo en la política catalana, o simplemente profundizará la brecha que ya ha causado tanta tensión? A medida que las apuestas políticas aumentan, solo el tiempo dirá cómo se desarrollará la rivalidad entre estos dos poderosos líderes.

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Jacobs |

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