La transformación digital ha impulsado un crecimiento e innovación significativos en todos los sectores. Sin embargo, también ha presentado complejos desafíos de ciberseguridad. Entre ellos, la falta de visibilidad de los activos digitales destaca como una vulnerabilidad crítica. Estudios recientes muestran que el 73 % de los incidentes de ciberseguridad en España provienen de activos que las organizaciones no gestionan o desconocen que existen en su entorno digital. Esto pone de manifiesto un problema generalizado: muchas empresas aún tienen dificultades para gestionar eficazmente la superficie de ataque.
Este desafío no se limita a un solo país o sector. A medida que las organizaciones adoptan rápidamente tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y los dispositivos del Internet de las Cosas (IoT), amplían involuntariamente su superficie de ataque. El creciente uso de herramientas de teletrabajo, plataformas en la nube y dispositivos personales conectados añade capas de complejidad que muchas empresas no están preparadas para gestionar. Sin un conocimiento completo de cada activo digital conectado a su infraestructura, las empresas se exponen a riesgos evitables.
¿Cómo aumenta el panorama digital en expansión su riesgo?
Con cada nuevo activo digital que se introduce en el entorno de una organización, ya sea una computadora portátil remota, una plataforma SaaS de terceros o un dispositivo inteligente de IoT, aumenta el potencial de ciberexplotación. Esta expansión suele ser descentralizada y sin supervisión, especialmente en entornos de trabajo híbridos donde los empleados utilizan dispositivos corporativos y personales. Desafortunadamente, muchos de estos endpoints no se rastrean ni protegen adecuadamente.
En este escenario, la gestión eficaz de la superficie de ataque se vuelve una necesidad. Las empresas deben identificar y controlar todos los puntos de entrada que podrían ser explotados por los ciberdelincuentes. Cuanto más amplia sea la superficie de ataque, más difícil será supervisarla y más fácil será que las amenazas se cuelen. A medida que los vectores de ataque evolucionan y se vuelven más sofisticados, los atacantes se dirigen cada vez más a activos desprotegidos o ignorados, aquellos que quedan fuera del alcance de las medidas de seguridad tradicionales.
Las consecuencias de este descuido van más allá de la pérdida de datos o las interrupciones del sistema. Según el estudio, el 89 % de las organizaciones reconocen que no gestionar la exposición digital impacta directamente en el riesgo empresarial. Los efectos van desde el deterioro de las relaciones con los proveedores (54%) y la disminución de la confianza de los clientes (48%), hasta interrupciones operativas (39%) y resultados financieros negativos (37%). Claramente, descuidar la gestión de la superficie de ataque representa una amenaza no solo para la ciberseguridad, sino también para la resiliencia y la reputación general de una empresa.
¿Por qué muchas empresas aún no están preparadas?
A pesar de comprender los riesgos, muchas organizaciones siguen rezagadas en la adopción de soluciones robustas. Solo el 46% de las empresas globales utiliza actualmente herramientas especializadas para gestionar proactivamente sus superficies de ataque. Esto significa que más de la mitad aún depende de marcos de seguridad obsoletos o incompletos que no pueden mantenerse al día con las amenazas modernas.
Una razón de esta brecha puede ser una confianza errónea en las herramientas o procedimientos existentes. Por ejemplo, el 77% de las empresas utilizan ahora soluciones basadas en IA en sus estrategias de ciberseguridad. Si bien la inteligencia artificial aporta un valor inmenso al automatizar la detección de amenazas y acelerar los tiempos de respuesta, no puede reemplazar la supervisión humana estratégica. Sin procesos claramente definidos para el descubrimiento, la monitorización y la remediación de activos, la IA por sí sola no garantizará la visibilidad y la protección necesarias para los dinámicos entornos digitales actuales. Además, la asignación de recursos sigue siendo un desafío. En promedio, las organizaciones dedican solo el 25% de sus presupuestos de ciberseguridad a la gestión del riesgo de la superficie de ataque. A pesar de creer que sus recursos son adecuados (según el 69% de las empresas), muchas aún subestiman el volumen y la volatilidad de las amenazas. Esta disparidad entre confianza y preparación puede generar una peligrosa sensación de complacencia.

¿Cómo pueden las organizaciones actuar ahora?
Para mantenerse seguras, las organizaciones deben pasar de estrategias de seguridad reactivas a proactivas. Esto significa implementar una gestión eficaz de la superficie de ataque como un proceso continuo: una función empresarial esencial, no un proyecto puntual ni una auditoría ocasional. Las empresas deben obtener visibilidad en tiempo real de todos sus activos digitales, comprender el contexto y el riesgo que cada uno presenta, y priorizar la protección de los más expuestos.
El primer paso consiste en crear un inventario completo y preciso de todos los activos de la organización. Esto incluye servidores locales, servicios en la nube, dispositivos móviles, dispositivos IoT y todas las integraciones de terceros. Una vez identificados los activos, las empresas deben evaluar su postura de seguridad actual, evaluar las posibles vulnerabilidades y aplicar los controles adecuados.
Pero el descubrimiento por sí solo no es suficiente. Las organizaciones necesitan una monitorización continua para detectar cambios en la configuración, la propiedad o el uso de los activos. Los activos pueden volverse vulnerables con el tiempo debido a configuraciones incorrectas, software obsoleto o fallos de cumplimiento. La vigilancia continua garantiza que los riesgos se aborden antes de que se exploten.
Además, la gestión eficaz de la superficie de ataque requiere colaboración interdisciplinaria. TI, ciberseguridad, operaciones y liderazgo deben trabajar juntos para alinearse en objetivos, responsabilidades y protocolos de respuesta. Al fomentar una cultura de responsabilidad compartida, las empresas pueden garantizar que la seguridad se integre en cada parte del ciclo de vida del negocio digital.
¿Por qué es crucial la gestión continua de riesgos para la seguridad a largo plazo?
La ciberseguridad no es una disciplina estática. A medida que se adoptan nuevas tecnologías y evolucionan los modelos de negocio, la superficie de ataque también cambia. Lo que ayer era seguro puede ser vulnerable hoy. Por eso, una gestión eficaz de la superficie de ataque no se trata solo de tecnología, sino también de adaptabilidad, conocimiento y agilidad.
La resiliencia digital a largo plazo se logra integrando la seguridad en cada capa de las operaciones de su organización. Desde la adquisición hasta el desarrollo y el uso diario, todos los equipos deben ser conscientes de cómo sus herramientas y prácticas afectan la exposición de la organización a las ciberamenazas. Las evaluaciones periódicas, la capacitación en seguridad y las políticas actualizadas son elementos fundamentales de este enfoque holístico.
Cuando las empresas se toman en serio estas medidas, no solo reducen la probabilidad de ataques, sino que también obtienen ventajas competitivas. Clientes, socios e inversores prefieren cada vez más a las empresas que demuestran una sólida postura de seguridad y transparencia. Los organismos reguladores también ven con buenos ojos a las empresas que pueden demostrar que gestionan activamente el riesgo.
En definitiva, una gestión eficaz de la superficie de ataque consiste en mantener el control sobre la tecnología, la marca y el futuro. Permite centrarse en el crecimiento y la innovación sin estar constantemente pendiente de los demás.
Conclusión
En un mundo digital donde las amenazas evolucionan tan rápido como la propia tecnología, las empresas deben afrontar el reto de gestionar sus superficies de ataque. La visibilidad, el control y la monitorización continua son la base de una sólida estrategia de ciberseguridad. Con una gestión eficaz de la superficie de ataque, las organizaciones pueden prevenir los ciberataques antes de que ocurran, proteger a sus grupos de interés y garantizar la continuidad del negocio.
No hay tiempo que perder. Haz un inventario, evalúa tu exposición e implementa un plan. Tu capacidad para prosperar en la era digital depende de tu capacidad para gestionar lo que no siempre puedes ver.
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