La historia del crecimiento de la economía digital en España es la de una expansión rápida, una influencia creciente y una transformación estructural. En 2024, el sector tecnológico aportó el 26% al PIB del país, generando una facturación de 138.205 millones de euros. Más allá de estas cifras, el sector produjo efectos multiplicadores, creó miles de empleos y remodeló el panorama económico. Sin embargo, tras el éxito se esconden retos como un déficit comercial persistente y una caída en la inversión pública, que ponen en duda la sostenibilidad a largo plazo.
Este artículo examina cómo la economía digital está influyendo en el PIB, el empleo, el comercio exterior y la política pública en España. También analiza las oportunidades y los riesgos que se presentan, y las acciones necesarias para garantizar que el progreso digital se traduzca en un liderazgo nacional duradero.
¿Cuánto aporta la economía digital al PIB de España?
El resultado más relevante en 2024 fue el creciente papel de la tecnología en la economía española. La contribución del sector al PIB ascendió al 26%, frente al 24,2% en 2023. Este salto representa un aumento considerable en solo un año y refleja la rapidez con la que la digitalización transforma la actividad económica. La facturación pasó de 130.825 millones de euros en 2023 a 138.205 millones en 2024, lo que supone una mejora del 5,6%.
Igualmente importante es el efecto multiplicador. Cada euro invertido en tecnología generó 2,99 euros en impacto económico más amplio, un 8% más que el año anterior. Esto significa que las inversiones en infraestructuras digitales, software y servicios no solo crean valor directo, sino que también estimulan otros sectores como la manufactura, la logística, el comercio minorista y la salud. La evidencia es clara: el crecimiento de la economía digital en España está acelerando el cambio estructural en múltiples industrias.
¿Cuál es el impacto en el empleo?
El mercado laboral ha reflejado este crecimiento. En 2024, 722.990 personas trabajaban en el sector tecnológico, frente a las 670.825 de 2023. Este aumento del 7,77% demuestra la capacidad del sector para generar empleo de manera constante. Si observamos un horizonte de cinco años, el impacto es aún más notable. En 2019 el sector empleaba a 517.828 personas, lo que significa que en este período el empleo ha crecido casi un 40%.
Esta evolución confirma dos realidades. En primer lugar, la demanda de competencias digitales está aumentando con fuerza, creando oportunidades para quienes se adaptan a las nuevas tecnologías. En segundo lugar, el sector no solo genera más empleos, sino que también ofrece posiciones estables y de calidad, contribuyendo a la resiliencia de la economía española. Los analistas destacan que la expansión del empleo digital refleja la capacidad de adaptación del sector a los cambios tecnológicos, consolidándolo como uno de los motores más fiables del país.
¿Por qué España sufre un déficit comercial en tecnología?
A pesar de su fortaleza interna, España afronta un reto persistente: el déficit comercial exterior en tecnología. En 2024, las exportaciones alcanzaron los 23.646 millones de euros, mientras que las importaciones fueron significativamente mayores, con 33.057 millones. El resultado fue un déficit de 9.411 millones de euros, que evidencia la dependencia del país de soluciones tecnológicas externas.
Este desequilibrio sugiere que, aunque España es eficaz adoptando tecnologías digitales, aún tiene margen de mejora en la producción y exportación de las mismas. La dependencia de importaciones plantea riesgos, especialmente en un contexto global incierto. Sin embargo, también revela una oportunidad: invertir más en investigación, innovación y producción local permitiría reducir la vulnerabilidad y consolidar a España como exportador de productos y servicios digitales. Para que el crecimiento de la economía digital en España sea sostenible, será fundamental cerrar esta brecha comercial.
¿Cuántas empresas están configurando el panorama digital?
Otro indicador de progreso es el número de empresas activas en el sector. En 2024, España contaba con 36.737 compañías tecnológicas, frente a 35.728 en 2023. Este incremento del 2,8% muestra una expansión constante y confirma la existencia de un ecosistema dinámico en el que siguen surgiendo nuevos proyectos.
Sin embargo, el ritmo de crecimiento resulta modesto si se compara con el peso del sector en el PIB. Aunque España está viendo nacer nuevas startups, el reto consiste en ayudarlas a escalar y competir en el ámbito internacional. Algunos expertos advierten de que el país corre el riesgo de convertirse en consumidor de tecnologías globales, más que en líder innovador, si no se impulsa el desarrollo de scale-ups, patentes y proyectos de investigación avanzada.
¿Por qué cae la inversión pública en plena expansión digital?
La inversión pública en tecnología, que debería actuar como motor de transformación digital, cayó drásticamente en 2024. El gasto de las administraciones públicas se situó en 4.968 millones de euros, lo que supone un descenso del 38,4% en comparación con los niveles excepcionalmente altos de 2023.
Aunque el gasto del año anterior fue inusualmente elevado, la fuerte reducción genera preocupación. A ello se suma el retraso en la ejecución de los fondos europeos, que estaban destinados a acelerar la modernización. La falta de estabilidad en el gasto público genera incertidumbre para las empresas y debilita el impulso de la transformación digital. Aunque el compromiso con la digitalización se mantiene, la previsibilidad en la financiación será esencial para consolidar la trayectoria positiva del crecimiento de la economía digital en España.
¿Quién lidera la inversión pública en digitalización?
La distribución del gasto en TIC muestra una fuerte concentración a nivel central. En 2024, la Administración General del Estado aportó el 46,9% del total, las comunidades autónomas el 39,5% y las entidades locales apenas el 13,6%.
Este reparto refleja el papel dominante del gobierno central en la definición de la agenda digital. Sin embargo, dar mayor protagonismo a las administraciones regionales y locales podría acelerar la transformación, ya que permitiría adaptar las políticas y las inversiones a las necesidades específicas de cada territorio. La digitalización es más efectiva cuando llega de forma directa a la ciudadanía, y una mayor implicación regional garantizaría un desarrollo más equilibrado del crecimiento de la economía digital en España.
¿Qué futuro le espera a la economía digital española?
Los datos de 2024 ofrecen tanto optimismo como advertencias. Mantener el ritmo de crecimiento requerirá reducir el déficit comercial, reforzar la innovación y apoyar la creación de empresas nacionales con proyección global. El aumento de la demanda de competencias digitales hace urgente ampliar la formación en áreas como inteligencia artificial, ciberseguridad y computación en la nube. La inversión pública debe estabilizarse para evitar retrocesos, mientras que las startups y scale-ups necesitan más apoyo para competir en los mercados internacionales.
Si estos desafíos se gestionan de manera efectiva, España podría transformar el rápido crecimiento en un liderazgo digital duradero. De lo contrario, existe el riesgo de que el impulso se frene y la dependencia de las importaciones tecnológicas se profundice.
¿Cómo puede España fortalecer su ecosistema digital?
El camino hacia el futuro pasa por priorizar la innovación mediante más inversión en investigación y patentes, reducir la dependencia de las importaciones desarrollando capacidades propias y fomentar la colaboración entre gobierno, academia y sector privado. Ampliar la formación digital permitirá contar con una fuerza laboral preparada para la creciente demanda.
Igualmente importante será establecer un marco estable de inversión pública. Las fluctuaciones excesivas minan la confianza, mientras que una financiación predecible y estratégica permitirá consolidar el progreso. Además, España debe reforzar su presencia en los mercados globales apoyando la internacionalización de las empresas tecnológicas nacionales.
Conclusión: un crecimiento fuerte pero con margen de mejora
La historia del crecimiento de la economía digital en España es alentadora y al mismo tiempo plantea advertencias. Por un lado, el sector impulsa el PIB, genera empleo y multiplica el efecto de cada euro invertido. Por otro, persisten retos como el déficit comercial, la inestabilidad en el gasto público y un ritmo de creación de empresas menor al esperado.
España se encuentra en una posición sólida para consolidar este crecimiento y convertirse en líder digital. Con la combinación adecuada de innovación, educación y estabilidad en la inversión, el país podrá transformar los logros actuales en un papel sostenible dentro de la economía digital global.